El contacto humano - A. Montagu - F. Watson
(Un extracto sintético del libro realizado por Joaquín Benito Vallejo)
Con el amamantamiento desde el primer momento del nacimiento, con sus cuerpos desnudos en contacto, madre e hijo se nutren mutuamente de una comunicación recíproca. A través del tacto y el contacto corporal el niño recibe beneficios inimaginables como la estabilización de la temperatura corporal, la gamma globulina que lo inmuniza contra las infecciones virales y bacteriales, la activación gastrointestinal y genitourinaria y lo más importante, el comienzo de la comunicación con la madre y la socialización. La madre por su parte también recibe del niño cambios sensoriales en el sistema neurohumoral. La glándula pituitaria responde segregando hormonas importantes prolactina y oxitocina. La 1ª produce un efecto maternalizador general, estimula el flujo de leche, sostiene la lactancia e inhibe la ovulación. La 2ª favorece la liberación de leche, contracciones masivas del útero y constricción de los vasos sanguíneos reduciendo La hemorragia del posparto y retornando al útero a su tamaño normal.
La necesidad del niño de tocar todo lo que hay a su alcance empieza pronto. Hasta que un objeto no es tocado no es real. También le confiere las primeras señales de su primaria identidad. La proximidad táctil facilita la proximidad psicológica e interpersonal
